[Foto: João Milet Meirelles]

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lunes, 23 de agosto de 2010

FOGWILL, Una dedicatoria


Santa Fe de la Vera Cruz, viernes 14 de agosto de 2009, Sala Saer del Foro Cultural Universitario. En el 5º Argentino de Literatura, Ana María Camblong nos hace reír y reflexionar sobre la escritura de Fogwill. Fogwill la escucha atentamente y cuando ella termina su lectura, él abandona su butaca y escala los peldaños del auditorio dando zancadas, trastabilla, cae de rodillas y como impulsado por resortes vuelve a ponerse de pie puteando por lo bajo. "No pasa nada, sigan no más", nos ordena, y desaparece por la puerta de salida. Finalizada la mesa de expositores, me acerco a saludar a Ana, y Fogwill reaparece detrás de mí interponiéndose sin pedir permiso. "Esto es para vos", le dice y le alarga un papelito escrito, como esas cartitas que se envían de banco a banco dos chicos de secundaria. Ana le agradece y le preguntamos: "¿Se lastimó cuando cayó?". "¡Sí! Mirá, me sale sangre", nos responde y levanta la botamanga de su corderoy para ostentar una rodilla lastimada. No estaba en mis planes hacerlo en esas circunstancias, pero le solicito que me firme un ejemplar de Partes del Todo. Él toma el libro en sus manos y mirando la tapa me espeta: "¿Qué hacés con esta mierda?" Yo esgrimo en mi defensa: "Este libro a mí me gustó mucho, además lo tengo muy asociado a una época de mi vida". "Bueno - me corta, sin dar importancia a lo que digo - ¿qué querés que ponga?" Eso ya era demasiado para mí. Siguiéndole la corriente sarcástica le digo señalándole la pierna: "Yo quiero que me lo firme con sangre". Recién entonces pareció tomarme en serio. Levantó de nuevo la botamanga, selló la dedicatoria con su rodilla herida, la firmó y agregó: "Chupá". Nos reímos y salimos juntos hacia el hall. Fue la primera y última vez que traté a Fogwill en persona. Desde entonces, tengo el curioso privilegio de atesorar en mi biblioteca una muestra de esa sangre, que - glóbulos más, glóbulos menos - sirvió de combustible para encender su mente e impulsar el trazo de su escritura.

El fin de semana pasado el autor de Los Pichiciegos terminó de ser aspirado desde un vacío del tiempo. Nos dejó su palabra-imagen-eco-silencio, no como legado solemne, sino como parte de sí, con todo lo bueno y todo malo de un ser humano que elijió ser un caminante de las letras.


VERSIÓN (DE SENTIMIENTO DE SÍ)

Voz que creada de sí, gritando a nada
vuelves a aparecer intercalada
aquí en mi voz grabando tu cadencia:
eco que canta donde me silencia.

Eco que me silencia y me revela
eco que es yo, que fui y que me desvela
habitándome aún con oraciones
que forman mi razón: sus omisiones.

Misión de oír y de escuchar latidos
de tantos muertos que en la voz habitan
(Se repite en mí cuando los mido
midiendo estas palabras que los citan)
.
Yo estoy entero aquí, pero partiendo
frases que dividen y no entiendo.

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